Un manto ennegrecido cayendo
trae la pena secreta de almas solitarias.
Vagan en el abismo sonámbulo que divide
las sombras, de la cruel luz final.
Cantan su trizte agonía eterna a
ese cálido horizonte fugaz.
Lamento de amor perdido,
de sueño avergonzado...
que nunca será.
Toda la noche para llorar...
F. Navarro